jueves, 6 de septiembre de 2012

Bocanadas de ausencia...




Descansaba en una mecedora de mimbre con los pies apoyados en la baranda que cercaba el pórtico de la Finca, se vislumbraba un cielo grisáceo, pronto lloveria.

Le gustaba sentarse a recordar aquellas tardes infantiles que paso con el abuelo, cuando niño, su mayor alegría era acompañarlo a inspeccionar los cafetales, es increíble que un lugar tan solitario sea un hervidero de vida.

El aroma del café le traía recuerdos tan gratos; Jacinta echando tortilla, el gran comal, la cocina de los mozos, las frutas recién cortadas, las excursiones al arroyo con los demás niño que le llamaban patrón, la abuela preparando café con canela -No hay nada que el café con canela no cure le decía- La vida cuando se es pequeño resulta deslumbrante, tan sencilla, tal parece que uno viniera al mundo para ser feliz, pero felicidad seria la ultima palabra que utilizaría para describir su estado de animo en esos momentos, hoy no estaba ahí para recordar, sino para olvidar.

Como pesa una voz... Como pesa tu voz -Se dijo a si mismo para que el silencio no se lo tragara- Encendió un tabaco, sirvió mas vino y clavo la vista en el libro que estaba a un costado "La casa de los espíritus, de Isabel Allende" pero hoy no le apetecía leer. - Ya tengo suficiente con mis fantasmas como para leer los sufrimientos de otros, pensó-

La lluvia que siempre llega sin demoras empezó a bañar los cafetales, hay algo místico con las lluvias del campo, son salvajes e incontenibles, lo inundan todo con su olor. Una orquesta de sonidos retumba, los árboles y arbustos se mecen violentos, los truenos llenan sus silencios desde el firmamento.

La melancolía arremete nuevamente y con fuerzas renovadas, le parece tan lejana la memorias de tardes como esa, cuando Quetzalí interrumpía su lectura con un bien intencionado contonear de caderas -Pasaba, como flotando frente a el, tan liviana como una hoja, tan felina como un jaguar-

Siempre supo que todo terminaría, lo sabia por las formas que tenia al tratar con otros hombres.

Nunca me respetas!! Crees que soy pendejo para no darme cuenta?? -Le grito embriagado de furia, infinidad de veces-

Piensas que por que te amo voy a soportar tus coqueteos con cuanto hombre se te atraviesa??

Pero la negra -Como solía llamarla- siempre supo utilizar sus encantos para controlarlo, era maestra en el tango del deseo, sabia bien el arte del amar, eso le dio señales, pero el se rehusó a verlas, prefirió nublar su vista a lo inevitable.

Un día, como de costumbre, muy de mañana Quetzalí salio a recoger fruta fresca y jamás regreso, lo siguiente que supo es que vivía con el Alemán en su gran Finca y que bajaba al mercado del pueblo cada domingo colgada de su brazo.

Pensó en ir por ella, reclamarle su traición, pero todos saben que no hay nada peor que un hombre sin dignidad, se acobardo al pensar lo que se murmuraria de el en el pueblo y en las Fincas vecinas, y sufrió, sufrió en silenció.

Cuando contemplaba los cafetales a momentos parecía que la negra salía de entre las matas, se abría paso con sus muslos largos, su piel morena estaba bañada por la lluvia, su rostro se coronaba con una melena salvaje, como peinada a propósito para encantar, el siempre se aventuraba a buscarla, pero los pies nativos de ella se movían ágiles entre el verdor de las plantas, sus risillas resonaban en sus oídos asqueados de sus mofas, ella se burlaba de sus sentimientos, se burlaba de su amor... corría detrás y jamás la alcanzaba, se escapaba entre los árboles y solo le dedicaba una sonrisa de vez en vez, sus dientes blancos relucían en ese rostro moreno.

Quetzalí... Quetzalí!! -Grito muchas veces- pero ella jamás le respondió.

Frecuentemente era Carmen quien lo despertaba, apenada por tener que hacerlo, es malestar de todos la salud del patrón -se disculpaba-

Desde que la india lo había abandonado el estaba furioso, no quería hablar con nadie y se negaba a las visitas.

Como todas las tardes espero a que la luz se agotará, dejo la botella seca, se negó a cenar, camino a su habitación y se tumbo en la cama, boca abajo, tenia que descansar, mañana le esperaba un día muy ocupado, era época de tapisca y al fin y al cabo alguien tenia que dirigir la Finca, la Finca del Abuelo.

Siguió tarareando la canción que la negra le cantaba todo el tiempo y pensó

... Como pesa una voz, como pesa su voz...    

lunes, 16 de abril de 2012

Alury la de la mirada infinita.

... Se veía el sol caer lentamente sobre el desierto, las blancas nubes eran atravesadas por los rayos que bañaban las dunas, el calor abrasante menguaba a medida que las estrellas comenzaban a ser visibles y la luna llenaba el cielo; el viento rugía fortísimo como anunciando el llegar de la noche...

Quedarse en medio del desierto, atorado en una vieja furgoneta sin una gota de combustible, jamás fue su sueño, sin embargo los designios del destinos nos arrastran a lugares inimaginables, a él lo llevaron al Desierto Costero Peruano.
Durante los últimos meses los infortunios habían sido parte inherente de su vida; extrañaba España, extrañaba la vida que conoció, la vida que ya no encontraría al volver. No es que la pequeña provincia Peruana no le gustase, era muy colorida, su gente hospitalaria, y esos paisajes que parecían inventados. Gustaba por sentarse a ver caer la noche en un cerrito, desde el cual se veía el pueblo, sus casas de barro, el pozo, la escuela, la tienda... Se consolaba observando atravez de las ventanas las vidas ajenas, le daban el sentimiento de ser parte de ellos, le otorgaba el calor de una familia que tanta falta le hizo siempre.

Sus pensamientos fluían al ritmo de las bocanadas, los cigarrillos son un mal necesario cuando se vive en soledad, quizás para llenar los vacíos, para ocupar la boca y olvidar los silencios.

Economista de profesión y soñador por convicción, se había apuntado de voluntario para impartir clases gratuitas a los niños de esa comunidad indígena. - parecían tan lejanos aquellos motivos, el había planeado todo el viaje, pero nada resulto como el pensó- Uno nace sin tener idea de lo que sera la vida, crece y se le antoja perfecta, luego maduras y la realidad te aplasta inevitablemente.
La vida suele ser la mentira mas grande jamás contada...

Habían pasado casi 4 horas desde que se quedo varado en medio del desierto, el mismo tiempo que Qhari emprendió el regreso a pie para pedir ayuda.Pensó que era mejor relajarse, subió al cofre de la furgoneta intentando no hacer mucho ruido, -esa vieja carcacha debería de tener muchos ayeres, que indudablemente dejaron su huella a lo largo de la carrocería- se acomodo de la mejor manera posible -tomando en cuenta sobre lo que se encontraba recostado- y clavo la vista en el firmamento. Era inconmensurable la cantidad de astros que transitaban por el cosmos, tan grande era el numero que sentía que el infinito lo iba a tragar de un momento a otro.

Las personas de las grandes ciudades no se pueden ni imaginar vivir en las provincias lejanas, siempre añorando sus comodidades y lujos que la vida en las urbes modernas les ofrece, el ser humano termina por negar sus orígenes y pareciera tener repudio por su condición natural, si tan solo pudieran ver el cielo en todo su esplendor,no había forma de imaginarse una vida sin disfrutar de tan grande placer. Da la sensación de ser el único en toda la tierra, como si, justo ahí, a mitad de la nada se develarian los grandes misterios del mundo...

El sol lo despierta muy temprano, hiriéndole los ojos, no tenia que asomarse por la ventana, como en su departamento, sino que inundaba el cielo con su luz en el instante en que aparecía. A su alrededor no había nada ni nadie - que diferente era todo cuando la luz bañaba el horizonte- De pronto unos silbidos captaron su atención. Era Qhari, que tal como lo prometió regresaba con ayuda. Sintió por fin la amplitud del lugar y hasta el sol le pareció menos sofocante.

El agua rodaba por su cuerpo ávido de frescura, formando gotas de rocio sobre su piel apiñonada, esta vez no reparo en lo reducido de el baño, en lo incomodidad de las circunstancias. -El agua... el elixir de la vida -dijo extasiado para si mismo- mientras salpicaba dramáticamente el plástico que servía de pared.
El clima era perfecto, el paisaje invitaba, el viento se apetecía y él, él con tantas heridas en el alma. A sus 39 años de edad pocas veces supo lo que era ser feliz y la pequeña cantidad que recibió le fue arrebatada bruscamente; sus padres, siempre ocupados lo dejaron crecer solo, se hizo de muchos amigos -mas por comodidad que por interés- infinidad de mujeres pasaron por su vida, pero a muchas de ellas ni siquiera las recordaba y a las que recordaba era por que había tenido relaciones tortuosas con ellas, a excepción de una, que de la misma forma en que apareció, se fue, se fue y jamás regresaría. Su juventud se le fue de cama en cama, de bar en bar, de viaje en viaje. Y ahí estaba ahora, al final de sus 30's sin un rumbo fijo, perdido en una provincia Sudamericana sin saber muy bien por que estaba ahí.
La idea del viaje a Perú fue de Alury, ella y el siempre estaban en busca de nuevas aventuras, habían ya recorrido Europa y Asia, así que planearon un viaje a Sudamérica, lo planearon con tanto tiempo de anticipación que para cuando el viaje iniciaba, Alury se había marchado para siempre - tan frágil es la vida que en un instante estas saliendo del cine y en el próximo tirado en el suelo con dos puñaladas en el estómago- Si tan solo el hubiera estado ahí para defenderla, si tan solo no hubieran discutido estúpidamente antes de salir y el no hubiera decidido quedarse... Pensó en no ir, pero ya había firmado los papeles que le comprometían como voluntario, tenia los pasajes, y ella tendría sus razones para actuar como lo hizo, además que de relevante tenia cuestionar a una muerta, por así es como estaba muerta y nada, jamás podría cambiar eso.

Decidió tomar el viaje, hacerlo en nombre de ella, iría solo y buscaría solo su paz interior, pero el pueblo desató demonios internos que el no sabría callar. Caminaba lentamente, como arrastrando los pies sobre el polvo, su aspecto físico no diferia mucho de sus estado de animo, se le veía triste y abandonado, los niños lo mantenían ocupado durante el día, pero en las tardes era Alury quien se colgaba de su cuello, la que hacia muecas graciosas y le aconsejaba sitios para explorar -no te has ido he solecito- susurraba despacito. Los amigos le enviaban mail's preguntando por su estado emocional, que soberbios al pensar que aquel olvidado poblado contaba con esas comodidades.

Una tarde después de comer quiso explorar la punta del cerro, tomo su cámara, su única compañera tangible y comenzó a subir, se topo con un grupo de jóvenes mientras caminaba hacia la cima, lo saludaron y le aconsejaron que no subiera, pero su espíritu aventurero lo impulsó a ignorarlos, subió y subió, hasta encontrarse victorioso en la parte mas alta del cerro, la noche caía dramáticamente sobre un cielo pintado en tonos malva, la luna comenzaba a vislumbrarse y algunas estrellas hacían lo mismo, el viento corría suave y denso como un susurro. ¿Era ella? ¿Era Alury? ¿Quería decirle algo? Entonces comenzó a parlotear, a disculparse por una culpa ficticia, a decir que si hubieran hecho tal ó cual, a contar los planes que jamás contó, a confesar la cosas que jamás le dijo.
Y por vez primera desde la muerte de Alury, lloro, lloro hasta quedar seco, lloro hasta que le dolieron los ojos... De pronto entre sollozos y humedades, la vio, la vio brillando de forma sobrehumana, tan gracil como siempre, esbelta y erguida con soberanía, mirándolo con ojos serenos, estaba tan cerca y quería tocaría, la noche había devorado el malva, y como la otra del desierto era despejada y clara, los astros rehilaban en el universo anunciando el destino, el soplo del viento le dio impulso, se levanto, se paro justo en el borde del precipicio y camino... camino hacia ella, camino al infinito.

Alury floto, floto como hoja, floto como espuma.

lunes, 21 de febrero de 2011

Carta






Septiembre tres del año 2009 04:28 am.


Después de nuestra charla nocturna tuve que cumplir con los requerimientos que exige ese vinculo basado en la búsqueda de aceptación y pertenencia a un grupo social, algo que comúnmente llamamos amistad… Y así de pronto me encontré entre un mar de personas, personas con las que has cierto punto he sido feliz, de las cuales conozco casi todos sus gustos y aficiones, me deje llevar por la marea y pude vislumbrar rostros conocido por aquí y por allá, exaltados con sonrisas, dedicándome frases trilladas de bienvenida, no recuerdo hace cuanto fue la ultima vez que asistí a una fiesta… a juzgar por los rostros de franca sorpresa de algunos puedo decir que fue hace mucho. Una fiesta de despedida se anunciaba a gritos, francamente nunca me han sido gratas las despedidas y menos aun cuando son pretexto de celebración, resignada a dar besos y abrazos al por mayor me dirigí al jardín (lugar donde se encontraba el festejado) a diferencia de otras visitas a esa casa, hoy lucia falto de su habitual belleza, demasiadas personas y ruido en exceso (no me encontraba de humor para escándalos me bastaba con el ruido interno como para soportar otro mas) tratando de no pensar demasiado (realmente no hacia falta) me deje envolver en esa nube de frivolidad, mostrando interés por los temas a tratar que de una forma u otra siempre apuntaban a las cómicas hazañas de personas ebrias y aunque entre risas y copeo me descubrí, en mi fuero interno una indefinida marea de pensamientos se resguardaba para agitar mi bahía apenas los turistas la dejaran en soledad… la noche transcurrió lenta, encontrándome en un estado etílico moderado y habiéndome fumado una incontable e increíble cantidad de tabacos creí que era tiempo oportuno de marcharme a casa sin correr peligro de dañar susceptibilidades, de esta manera y siendo la primera en abandonar la singular celebración me despedí tan solo agitando la mano para evitar cuestionamientos que no podría responder con sinceridad, decidí por bienestar mío y de mi carro caminar las 11 cuadras que me separaban del lugar donde tengo mis dominios, un poco de aire fresco le viene bien a cualquiera…

Fue entonces cuando supe el por que de mi malestar al observar el comportamiento y las actitudes socarronas de mis compañeros de juerga, la realidad de mis palabras me aplasto de tal forma que casi deje que el cigarrillo que sostenía entre los labios me quemara… recordé con tal claridad aquella frase que esa misma noche formule

“Cuando has estado en el paraíso ningún sitio puede sustituirlo”

La marea arremetió contra mis costas, resurgiste de la oscuridad de mi memoria, tu guarida, donde te escondiste durante las ultimas horas… el frio aire de la madrugada corta mis mejillas y yo comienzo a dar forma en mi mente a esa carta que al llegar a casa escribiré para ti.


D mi muy anhelado D:


Siendo incapaz de comprender lo que sucede dentro de mí y sabiéndome desconocida, muy a pesar de conocer y estar segura de lo que hago y sobre todo siento comienzo a redactar esta carta.

En un principio confundí lo que en mis entrañas se añejaba… lo creí admiración o interés y es que es poco usual en mi enfrascarme con tanta facilidad en conversaciones largas que dejen expuestos mis intereses, peculiaridades, mis íntimos anhelos… es verdad que en la pagina del Badoo los expongo pero no permito ningún cuestionamiento sobre ellos. Al darme cuenta de lo que sucedía decidí restarle importancia, pues, creí todo seria cuestión de tiempo… erróneamente pensé que con el transcurrir de los días nuestras charlas cambiarían lo suficiente como para llegar al punto de ser insulsas y vánales, pero una gran sorpresa me aguardaba pues día a día y conversación a conversación mi adicción se fue haciendo mas fuerte, me hice adicta a tus palabras, a las cuales le confería significados amorosos, esto me hacia sentir insegura pues me parecía que una armadura de hierro me separaba de tu centro, trate con tanda fuerza de romperla pero me era imposible, me hice adicta a tu música, que tome como sustituto en mi ignorancia total del timbre que tiene tu voz, mis divagaciones fueron creciendo a tal grado que me asuste, temerosa como estaba decidí una noche después de disfrutar de tu compañía … y mientras me encontraba sentada en la terraza de mi habitación con los rayos lunares bañando lo visible de plata dar por terminada esa extraña dependencia a tu presencia intangible pero mas real que ninguna otra que no lograba comprender, ¡Que tonta fui! Creerme capaz de tan utópico planteamiento, mi mente ya reclamaba tus formas… imaginando tu rostro, tus gestos al leerme, al pensarme…cavile y cavile tratando de averiguar el timbre de tu voz, mientras leía las frases y palabras que con tal profundidad dedicabas a esta que ahora te escribe me doy cuenta que si cierro los ojos y abro las puertas de la mente puedo ver tus sonrisa, tocar tu piel… anhelo tu compañía y deseo mas aun tus silencios…

Descubro asombrada que aun teniendo todas las armas para hacerme postrar a tus pies te empeñas en erigirme como a una Reina, ahora aquí mirando un cielo que reclamo como nuestro puedo decir sin lugar a dudas que Te quiero, y ruego a ese ser omnipotente del que todos hablan, mande a su hijo el viento llevar mis susurros en tu presencia, un temblor corporal me ataca se lo confiero con mas seguridad al cumulo de emociones contenidas dentro de mi frágil cuerpo humano que al aire frio que me despeina. Hoy, aquí y ahora mis temores se reducen a la insaciedad que nos apresa… por mi parte el hecho de no ser suficiente el tiempo de nuestras conversaciones, tus dosis diarias nunca son demasiada, empero que la imaginación trata de salvarme de la realidad… por tu parte que abandones este sueño por una realidad mas prometedora.

Abra que esperar la sentencia que dicte el universo… pues si he de ir al infierno… que mejor que arder en tu fuego.


El pasado le habla al futuro prometiendo tiempo juntos…

Connie Zepeda.

Deja vù...




La valse d’ Amelie vibra en su interior, gira bajo los Sakuras, se aleja, vuela y regresa de ese lejano país, el país bajo su piel… las hojas, se aproximan a ella en volatil lluvia rosàcea, parecen llevar el ritmo de su respiración. Él la observa recargado contra un árbol, esta callado, tan callado que parece estar ausente; no se alarma, conoce sus silencios, le gustan… sus ojos dicen todo lo que ella necesita saber, le gusta sentir sus miradas, la música en su cabeza se detiene, ya no tiene importancia, ahora necesita tomarle de la mano, saber que es real, resuelve caminar hacia el, levanta ambas manos y toca su rostro… su rostro de roca, firme, siente la dureza de sus facciones -alguna vez ha pensado que el pudo a ver sido algún caballero, de esos que airosos subían a su caballo y partían en aras de justicia y libertad para su pueblo, lo imagina héroe- trata de parar sus efluvios mentales.

Él, al sentir su tacto se estremece y se inclina imperceptiblemente hacia la mano derecha, apenas roza con sus labios la palma y deposita el mas tierno de los besos; ella es feliz, y el lo sabe, lo sabe por la forma de sus miradas… se pierden en el interior de sus pupilas hasta que un frío viento llega del norte, sin pronunciar palabra se toman de la mano y caminan hacia aquella vieja cafetería frente al parque, sentándose frente al ventanal ordenan, para él un americano, ella un capuchino de moka.

El silencio permanece, pero lejos de ser un silencio incomodo, es un silencio lleno de miradas cómplices, ella retira la vista y la pierde en un punto distante del horizonte, los tonos naranjas de un atardecer de invierno la hacen viajar, viaja no mucho tiempo atrás… recuerda aquel primer encuentro -su cuerpo reacciona ante la remembranza, y los escasos bellos que cubren su brazo se erizan- puede sentir con claridad los nervios que la invadieron, el rubor en sus mejillas se hace presente, las sonrisas compartidas, el beso, aquel primer beso, el sabor de sus labios, el aroma de su piel, la textura de su suéter… todo lo recuerda con una claridad inquietante.

Él parece adivinar su pensamiento, o al menos intuye la importancia de sus rubores, acercándose a ella le besa el cuello, deteniendo cualquier pensamiento, llamándola al presente, voltea y lo mira, vislumbra en sus ojos esa chispa que ambos conocen, que muchas veces antes los ha hecho salir de diversos lugares sin importar la ocasión o el motivo, pero hace caso omiso, no por que no lo desee, ella arde de la misma forma y tal vez con mas intensidad que el, debido a su resiente lluvia de recuerdos, es mas bien para alargar el preámbulo, para dar la sensación de eternidad a sus deseos, la espera siempre enardece el placer acostumbra decir el; de nuevo siente el tacto de unos labios rozándole el cuello -una segunda invitación- el café se ha terminado, el frío es mas fuerte aún con la calefacción encendida… y él, él esta ahí sentado a su lado, irradiando calor, llenándola de el, lo mira y sabe que es hora de irse, levantándose dejan 2 billetes que cubrirán el costo de lo que han consumido.

Al salir, el frío les hiela la piel, el hace señal de abordar un taxi, pero ella no se detiene y continua caminando.


-Son solo 5 cuadras- comenta.

-¿Estas loca? ¡Nos estamos congelando!


Pero continua su camino con andar resuelto, sin decir nada, las calles se tornan solitarias y sombrías, el sol se ha ocultado por completo, en el cielo algunas estrellas comienzan a ser visibles, tintinean inquietas, de pronto… se detiene abruptamente, gira hacia el y tomándolo del cuello lo acerca a su rostro, lo besa, rozando apenas lentamente sus labios, jugando con ellos, dejándolo sentir su aliento… se enardece y lo besa con pasión, con urgencia, el deseo la consume, él reacciona ante su inesperado ataque, la toma de la cintura y la atrae hacia si mismo, obligándola a arquearse contra su cuerpo, se besan desesperadamente… como sincronizados recuerdan que están en un lugar publico, se detienen sin muchas ganas y entonces es ella la que para el taxi, lo abordan, durante el corto trayecto de camino a casa, el besa tiernamente su cuello, su rostro, sus ojos, sus labios… -Que diferentes eran ahora sus besos, en algunas ocasiones solía extrañar el pudor y la timidez de sus primeras caricias, pero hoy no, hoy lo desea así, dueño de ella, no necesita pedir permiso, ni buscar en sus ojos señal alguna de aprobación, ella es de él y lo sabe-

Sin darse cuenta están ya en el departamento, se funden en caricias y besos, se unen, se hacen uno mismo, los espacios desaparecen, los ruidos son sordos, solo están ellos dos, nadie mas existe, nadie mas importa…


La tímida luz de un amanecer invernal llega a su rostro, retenida apenas por una delgada cortina que resguarda la intimidad de su habitación, recostada sobre su pecho siente su tibieza, el acompasado ritmo de su respiración…


¿Esta despierto? ¿Sabe que ella lo esta? ¿Disfruta igual que ella la sensación de su desnudes, de la desnudes de ambos?


La yema de sus dedos le dan la respuesta, caprichosas se abren paso entre las sabanas, dibujando formas por su espalda…




Ella sonríe, es Feliz…



CONNIE ZEPEDA.


martes, 18 de agosto de 2009

El valor de decirle adiós a los fantasmas...




Con la copa medio vacia y el cenicero lleno, sentada a media luz en la estancia de mi casa me encuentro... ¿Te preguntas el porque de tan bohemio ambiente?

Yo te puedo contestar... reflexiones, cuestionamientos, incursiones a lo hondo del alma que febril arde en las llamas de la desolación... tal vez esas sean mis razones...

Y es que dandome vueltas en la cabeza un pensamiento largo rato ha estado. Trato d explicarme como sucedió, tampoco se si la culpable soy yo por creer en lo intangible ó si el destino - si es verdadera su existencia- quiso que todo transcurriera de la forma en que pasaron las cosas...

Un encuentro fortuito, un estudio analítico a la personalidad del otro, cada quien buscando lo creyó importante, después de unos minutos fuimos dos personas enfrascadas en una conversación apasionante, adictiva, tonta, sin sentido ni dirección, imaginativa, creativa y si por que no decirlo también utópica, fantasiosa y única... pero plagada de verdades intimas de esas que se guardan solo para personas que son capaces de entender lo que se les narra, definimos pequeños pedazos de nuestras vidas y describiendo sentimientos, actitudes, lugares, personas, cosas, entornos... nos conocimos... así llego en comienzo.

Memorable... muy memorable...

No se si tu fantasma se ira, no se si realmente lo quiero dejar ir... puede ser que ahora sea fiel seguidora del Masoquismo... la verdad de lo unico de lo que estoy segura es que necesito otra copa... una mas para el dolor.

Solo una...



ACLARACIONES

No pretendo que tu que me lees -con la magia del internet nunca se sabe quien ve tus letras- comprendas, solo busco satisfacer la extraña necesidad de hacer publica mi intimidad... dejar fluir el efluvio mental, así que si no comprendes ni la mas mínima razón de mi palabra pasmada en esta ferviente y lastimera queja te diré... No importa... algún día lo harás.

lunes, 17 de agosto de 2009

Inspiracion regresa a mi, a mi que te he perdido...


Siento temor, presiento que de mi la inspiracion huyo, no te siento en mi soledad, ¿Que a sido de ti? ¿Es acaso que el, tambien te llevo consigo? me has abandonado, lo siento cuando al buscar las palabras, en callada derrota me encuentronada me queda ya, no se que hacer, que decirsolo puedo sentir dentro de miun cumulo de sentimientos que sin tino puedo explicar, vacia, hueca me has dejado, la unica que me ayudaba a ignorar el dolor que en mi interior vive.
¿Como hare ahora para contarle lo que siento? para escribirle cartas de amor, para sacar mis sentimientoste alejas y contigo mis palabras tambien, te cansaste de mi melancolico pesar, lo se
¿En busqueda de quien escriba de Felicidad y Amor has salido?
Alguna vez tu y yo escribimos de esos temas, ¿recuerdas? cuando el rozar del viento no me hacia daño, cuando los amaneceres me hacian aspirar hondo muy hondo, como si pretendiera tocar el alma con mi pecho, que dias aquellos... dias, que son tan lejanos a mi ahora... no te culpo, por marchar en busca de mejores sentiemientos, de rios de bondad, amor y esperanzase que conmigo morias poco a poco, pues seca me he quedado...
El mundo es tan bello y la vida tan corta, que de nada sirve lamentarsepor lo perdido, ¿Yo? lo se, pero no lo entiendo...
En tu lugar la melancolia y la desesperacion han quedado, ella son mis compañeras ahora, mis dueñas... mi escritorio vacio quedo, sin rastro de tinta ni hojas esta, nadie se acerca a el ahora que me dejaste, mi cama es la nueva trinchera, con sabanas de una mortecina palidez me cubro, tratando de escondeme de ellas estoy, pero mi respirar me delata, me atrapan y me llenan de su esencia.
Regresa ¡¡por favor!
Ven a mi, a mi que tanto te busco, que tanto te necesito... que tanto te amo... quiero volver al tintero... no llorare sobre ti...
Inspiracion regresa a mi...


CONNIE ZEPEDA.

Reencuentro..


Cruzó los cielosvolo hacia mi se poso en mi manoy aspiro con fuerza... un largo viaje fue, pero no importaahora esta aqui conmigoencontro su verdad en mi, la siento feliz... y en paz
En silencio la contemplo... mi alma esta en su lugar...


CONNIE ZEPEDA.